
Cuando era un estudiante mucho hablábamos de tener iniciativas para transformar nuestro mundo en un lugar mejor. Pero un día me rebelé. Me aburrí de tanto humo. Está bien soñar y dejar volar la imaginación, pero más importante aún es saber aterrizar. Hay tantos pensadores por ahí que se creen superiores pero lo único que tienen en su cabeza son utopías. Para transformar el mundo se necesitan iniciativas pero que tengan acabativas.