Esta frase explícita se la aprendí a mi papá, al principio no la entendía, pero cuando empecé a cagarla lo comprendí todo.
En este negocio con tantas aristas, dependemos de proveedores externos, de las condiciones del mercado, del estado de ánimo de la gente, de la realidad nacional y hasta del clima. Con tantas variables uno nunca está exento de tomar una decisión equivocada y cagarla de vez en cuando.Pero cuando uno está convencido de que lo que está haciendo, lo está haciendo con «calidad», la cagada no será tan cagada y seguramente tendrás una forma de reparar el error dignamente.
Si quieres tener una marca que realmente sea funcional para tu producto o servicio necesitaremos conocer un poco (bastante) más para lograrla.
En Agencia Pópuli creamos marcas después de estudiar el ADN de tu servicio, analizar tus clientes potenciales, conocer la competencia, revisar tendencias. Y después de mucha investigación, interpretación de datos, muchos, muchos comités creativos llegaremos a un nombre que sea fácil de pronunciar, corto, y por supuesto, único al buscarlo en redes y registros de marcas. Después, solo después, empezaremos a pintarla, para darle la magia de la forma y el color, para que resuenen solo con mirarla. Por eso no es solo que sea bonita y atractiva, hay más, mucho más.
Suena irreverente, pero es una analogía que me inventé hace algunos años y no se me ha ocurrido ninguna otra más apropiada para definir las estrategias de publicidad que en Agencia Pópuli nos comprometemos a nunca hacer.
Imagínate por un momento a una mariposa salida de un cuento de hadas, acaba de dejar su capullo, cuando abre sus alas todos la alaban por ser bonita, pero cuando llega la hora de volar, como no tiene un rumbo fijo nunca sabremos donde va a parar, y lo peor, está destinada a morir en menos de 24 horas.
Te invito a que aprendas a diferenciar entre la publicidad efectiva y la publicidad «mariposa». La próxima vez que veas un aviso no lo juzgues por ser «Bonito». Revisa si en verdad cumple el objetivo de comunicación, porque si no está destinado a no funcionar más allá de su percepción estética. Mira bien y no te dejes engañar, porque hay mucha publicidad mariposa por ahí volando…
Después de varios años que no caminaba la Batalla de Flores, este carnaval me fui con el dedo en el obturador listo para disparar mi cámara y capturar la tradición. ¡Vaya decepción!
Ni dando brincos de Marimonda logré una toma limpia, no hubo encuadre que se salvara de una valla publicitaria con marcas que en vez de adornar, van es a gritar.
Esto me lleva a una reflexión con la cual quiero humildemente dar mi opinión.
Soy marketero de profesión, pero cuando se trata de diseñar un patrocinio para una fiesta de tradición, existe una línea que como profesional no se debe cruzar. Las marcas deben apoyar, pero no ensuciar.
Este ejercicio de control es urgente de reglamentar en nuestro carnaval. Soy amigo de la casa, entiendo y he vivido el desespero por lograr una venta comercial para apoyar a los grupos folclóricos, los artistas de las carrozas, los gestores que con tanto esfuerzo hacen que el carnaval siga vivo.
Porque es verdad, el carnaval es costoso, me consta. Y el apoyo de las marcas es crucial para que la fiesta se siga haciendo.
Pero ¿hasta qué punto estamos dispuestos a convertir una muestra artística en una suerte de pasquín publicitario?
Si bien son muchísimos los eventos de carnaval, no nos digamos mentiras, la Batalla de Flores es la joya de la corona, el desfile en el que todas las marcas quieren estar. Y son esas estampas de este desfile las que recorren el mundo entero, las que publican todos los medios y las que llegan a millones de cuentas de redes sociales. Es este desfile el que más debemos cuidar, porque si en esas imágenes lo que se aprecia en vez de un patrimonio cultural es un carnaval pero de marcas, perderemos nuestra esencia y canibalizaremos nuestro propio producto.
Esto me lleva a la siguiente opinión…
En primer lugar, las marcas y las agencias de publicidad, debemos hacer un pacto por el respeto a la tradición. Participar en un desfile de carnaval no es una estrategia transaccional sino de posicionamiento. Es decir, uno no participa en un desfile con la intención de vender, sino de mostrar la marca de una manera acorde al momento, con respeto, pero sobretodo, con buen gusto.
Y en segundo lugar, propongo declarar la Vía 40 libre de vallas publicitarias. Sin cenefas y sin publipostes. Que los patrocinios de marca sean carros móviles que funcionen como separadores de bloques de desfiles. Los que tengan más presupuesto hagan sus trailers y bajo supervisión hagan el ruido de marca que quieran, pero que para el espectador sea un disfrute (o un esperpento) pasajero.
La exposición de marca en los palcos que sea hacia dentro, controlar aún más el merchandising que se reparte, procurar que sean elementos que no vuelen y que no ensucien la vía. Además, comercializar las boca-calles como zonas de experiencia al mejor estilo de las “fan fest” de los mundiales de fútbol.
Si logramos hacer un pacto y ayudamos a los organizadores a implementar nuevas reglas de participación en la Batalla de Flores, despejaremos visualmente el desfile y podremos tener estampas para recordar la Batalla de Flores como lo que debe ser, una muestra artística y no publicitaria.
Cuando comencé mi trasegar de la producción cinematográfica a la publicitaria todavía existía la idea de que las verdaderas agencias publicitarias eran solo aquellas cuyo nombre tienen tres o cuatro consonantes adosadas a apellidos impronunciables para el español. En aquel entonces era un cineasta influenciado por el Dogma 95 de Lars y Thomas. Del cine de 8 mm disparado con cámaras de mano. Del hacer películas en MiniDV mezclando la realidad y la ficción en historias que rompían los paradigmas de lo que alguna vez fueron géneros y formatos inquebrantables. No sé si lo hacíamos por rebeldía de auto llamarnos los nuevos contadores de historias o de cineastas del tercer mundo sin un peso en el bolsillo. La realidad es que esto, más la democratización de la tecnología audiovisual, terminaron por transformar la industria del cine. Y lo mismo le pasó, afortunadamente para los creativos independientes como yo, al mercado publicitario.
Cada vez es más común encontrarse en los grandes festivales agencias que al igual que en nuestra juventud cuando nos atrevimos a romper esquemas en el cine, la están rompiendo con una creatividad colosal que logra cristalizarse en proyectos con alcances envidiables para las centrales de medios. Gracias a los fenómenos de viralización en las comunidades digitales, logramos campañas con un ROI que ningún planner de corbata hubiese podido pronosticar.
En Colombia si bien las agencias de consonantes todavía dominan los grandes presupuestos, habemos aquellos osados que nos atrevimos a soñar. Los medianos y algunos grandes anunciantes ya están viendo en nosotros los independientes, talentos que se atreven a romper esquemas y pensar diferente. Con respuestas más rápidas, atención personalizada y aunque cueste admitirlo, costos más bajos.
Lo más positivo, es el aporte al crecimiento de una industria que emplea principalmente recién egresados. Alrededor de 18.000 jóvenes entre técnicos, tecnólogos, profesionales de pregrado en diseño, producción audiovisual, periodismo, publicidad y mercadeo digital comienzan su carrera en estas agencias. El mercado se ha dinamizado y el gran reto es poder garantizar un empleo de calidad, bien remunerado y que se les presente a estos jóvenes alternativas atractivas para el crecimiento profesional.
También es justo admitir que algunos colegas, con el afán de conseguir cuentas han desestabilizado el mercado de precios. Y algunos anunciantes 😉 pescan en río revuelto estableciendo sus propias condiciones de contratación destacándose en los plazos de pago “quiebra empresas” y en ponerle su propio valor a las ideas.
Pero para intentar definir unas reglas justas ante el ahogo de varias agencias y del mercado publicitario en general, llegó como una bocanada de aire fresco “UNEMEC” (Unión Nacional de Empresas de Marketing Estratégico y Comunicaciones).Un gremio que está logrando unir a las agencias independientes junto a las de las consonantes bajo un mismo propósito. Contar con una robusta vocería que represente de manera integral e incluyente a todas las empresas de la industria.
Porque se requieren diálogos y apoyos por parte de los anunciantes con condiciones mas favorables para todos, con mayor transparencia en procesos de licitaciones y por supuesto pagos justos, no solo en plazos sino en la remuneración de las ideas. Para así poder retener el talento, apoyar a la academia y cultivar una mejor creatividad fundamentada en procesos de innovación de la mano de los avances tecnológicos.
UNEMEC es una oportunidad para los que tenemos todas las ganas de crecer, y de apoyo colaborativo para las agencias de las consonantes que entendieron que nosotros más que una amenaza, somos una oportunidad para retarse y apoyarse colaborativamente y así juntos, seguir desarrollando el mercado de la publicidad colombiana.