Los francotiradores de Trump

La mañana del sábado 13 de julio, Trump se levantó de la cama con más incertidumbres que certezas. Las noticias sobre un debilitado Joe Biden y un posible reemplazo por Michelle o Kamala en lugar de ser una ventaja para los Republicanos, acaparaban los titulares de tabloides y portales digitales, centrando la atención en los Demócratas.

Trump, un hombre siempre sediento de protagonismo, debió sentirse afectado por no estar en el centro de la opinión. Para empeorar las cosas, su agenda del día no era prometedora: reuniones rutinarias y, por la tarde, un mitin en una ciudad intermedia de Pensilvania que poco o nada debió motivarlo. Testigos dicen que llegó al recinto cabizbajo.

Después de saludar al público y mostrar su sonrisa entrenada, tomó el micrófono y comenzó su discurso. Solo llevaba unos minutos cuando se escucharon las detonaciones. Trump se quedó en silencio por medio segundo, se agarró la orejaderecha y se tiró al suelo. Inmediatamente fuerodeado por un escudo humano del servicio secreto, el recinto quedó en un inquietante silencio.

Lo que sucedió después marcó un antes y un después en la historia de las campañas políticas modernas en Estados Unidos. Decenas de francotiradores comenzaron a disparar, y no me refiero al solitario y perturbado Thomas Crooks, de quien aún no hay información sobre sus motivos, ni a los del servicio secreto vaciando sus cargadores en el cuerpo del atacante. Me refiero a los fotógrafos que persiguen un Pulitzer con cada disparo de sus cámaras.

Los micrófonos captaron a un Trump desorientado, preocupado por su zapato: “¡Déjenme coger mi zapato!”, exclamó. Luego, cuando su equipo de seguridad obligaba su salida, al ver que solo fue rasguñado por el proyectil y con la cara cubierta de sangre, su mente sagaz entendió la oportunidad histórica que se le presentaba. Rápidamente le dijo a su equipo: “¡Esperen, esperen!” y se levantó con su cabellera rubia intacta, entre el tumulto, con los labios apretados, su cara ensangrentada, alzó el puño derecho al cielo y gritó: “¡Luchen! ¡Luchen! ¡Luchen!”.

La multitud comenzó a vitorearlo, y los fotógrafos al pie de la tarima dispararon la imagen que se convertirá en la estampa política más difundida, recordada y venerada por la sociedad republicana moderna.

Con esa fotografía, dificilmente habrá campaña de Biden, Obama o Kamala que la supere. Trump será olvidado como evasor de impuestos, filtrador de información, corrupto y adúltero, para ser postulado como héroe de la patria.

El sentido patriótico republicano, guerrero, belicista y balístico americano se ha alzado y consolidado. Trump fue disparado a la presidencia.

Las madres de los “Hijue’madres»

La ciencia ha estudiado ampliamente los sentimientos de las madres hacia sus hijos. Y todo lo que una madre entrega en amor, en sufrimiento, ejemplo, formación, sacrificio y templanza por su hijo o hija. Forjando la personalidad de los que habitamos y construimos una sociedad.

Haciendo una interpretación literaria de las personalidades de los hijos que se han visto influenciados por sus madres, encontramos los “hijue’wendys”. Estos son aquellos que nunca han madurado debido a madres que padecen el “Síndrome de Wendy”. Inspirado en el personaje de la novela “Peter Pan”, escrita el siglo pasado por el escocés James Matthew Barrie. Son madres que sobreprotegen y causan que sus hijos vivan siempre en el ‘Nunca Jamás’.

Los “Hijue’bovaristas”. Son los frívolos y antipáticos que crecieron sin conocer el amor persistente de una mujer que sufre del síndrome de ‘Madame Bovary’. Descrito según los rasgos del personaje creado por el novelista francés del siglo XIX, Gustave Flaubert. Mujeres implacablemente obsesivas que nunca encuentran paz por idealizar relaciones, priorizando a sus parejas y relegando el amor de sus hijos.

Los “Hijue’medeas”, son las personas que crecieron sin la presencia de una madre, inspirado en ‘Medea’, personaje macabro de la novela trágica del poeta griego del siglo V a.C. Eurípides. Una bruja que mata a sus dos hijos por venganza contra su esposo.

Y están los “Hijue’úrsulas”. Son personas formadas con amor y carácter de madres dedicadas, independientes, autoritarias pero a la vez generosas. Inspirado en el personaje ‘Úrsula Iguarán’ de la novela de Gabriel García Márquez ‘Cien Años de Soledad’. Una matriarca que prioriza siempre el bienestar familiar.

Existen muchos arquetipos en la literatura y el cine que encarnan los sentimientos de una madre hacia sus hijos. El amor de una madre es un regalo que recibimos, el cual nos compromete a cuidar y no defraudar. Ningún hijo que haya recibido amor querrá defraudar a su madre. Sería una traición a su confianza y devoción.

Por eso no me explico por qué en nuestra sociedad hay tantos “Hijue´madres”.

Si cada persona antes de matar, robar, insultar, engañar, sobornar, corromper, abusar, violentar, amenazar, disponer de recursos públicos para comprar senadores, engañar al pueblo, mentir para dividir y rasgarse las vestiduras cuando tienen rabo de paja. Si tan solo antes de cada uno de estos vejámenes pensaran en sus madres y en sus sentimientos, tal vez tendríamos una mejor sociedad.

Vivir sin aire

Hace 30 años, la agrupación Maná dominaba las listas musicales con esta canción que hoy resuena irónicamente en los bolsillos de los costeños:

«¿Cómo quisiera poder vivir sin aire…? Pero no puedo, siento que muero. ¡Me estoy ahogando…!»

Hoy en día, las empresas Aire y Afinia ocupan el primer lugar en el ranking, pero no precisamente por la admiración ciudadana. Las elevadas facturas y su constante aumento, directamente proporcional a la injusticia tarifaria, junto con la ola de calor que nos obliga a mantener encendidos los ventiladores durante más tiempo, han llevado las conciencias de los caribeños a un punto de ebullición, con suficiente temperatura como para hervirnos en la misma olla.

Este año, las diferencias políticas entre izquierda y derecha nos han dividido, pero Aire y Afinia nos mantienen unidos marchando por el mismo propósito. Es una protesta donde son bienvenidos tanto los justos como los pecadores, y hay bastantes de estos últimos levantando la bandera contra la injusticia tarifaria. Sin embargo, cuando estaban en el poder, no alzaron la voz y permitieron que nos impusieran un mico legal, autorizando a las empresas a cobrarnos las pérdidas técnicas por el robo de energía.

Los agravantes del problema de la sostenibilidad económica en el servicio de energía viene de mucho tiempo atrás. Las condiciones climáticas y la salinidad del ambiente exigen un costoso y constante mantenimiento de las redes. El gobierno nacional cobra el kilovatio con la misma fórmula tarifaria que en otras regiones, sin considerar que aquí, en el Caribe, nuestro consumo promedio es más alto. Además de la cultura del no pago y el robo de energía que nos enferma como sociedad. Son algunos de los factores que los involucrados en este conflicto no hemos sabido manejar.

Sin embargo, es algo que debemos solucionar. Y esto se logra si todos colaboramos.

Si nuestros representantes políticos nos defienden y logran bajar o eliminar los cobros adicionales de tasa de seguridad y alumbrado público, si el gobierno interviene a conciencia, si la Superintendencia de Servicios Públicos hace su trabajo y se dedica a defender a los usuarios, si la empresa prestadora comienza a aportar y no a amenazar, y si nosotros, los usuarios, nos concientizamos de que la energía debe pagarse y cuidarse. Seguramente, nuestra región y nuestros bolsillos podrán seguir respirando.

El Martillazo

Cuando estaba iniciando este camino en la industria creativa un profesor de la universidad nos contó una leyenda urbana la cual he vuelto a escuchar con diferentes protagonistas y escenarios.

Yo se las contaré tal cual la recibí. En la mina de La Guajira los camiones que cargan las gigantes rocas de carbón que brotan de la tierra son de tamaños descomunales. Si solo las llantas superan los 4 metros de alto, imagínense lo que puede ser una pieza de su motor. Conseguir un repuesto se convierte en una tarea de mantenimiento transatlántico que puede llegar a tardar meses.

El país estaba en crisis energética y la extracción del carbón no podía darse el lujo de detenerse. Pero el camión número 6, ese que trabajaba doble turno sacó la mano. En una reunión de emergencia en la sala de juntas del presidente de la compañía acudieron el conductor, un Wayuu de ojos rasgados, y el jefe de mantenimiento, un inglés de piel colorada. Luego de un informe de 20 diapositivas con fotografías el europeo diagnosticó: El inyector 18 requiere cambio. Justo ese, el que no estaba en el inventario y esperar el repuesto no era una solución viable. Mientras el jefe se arrancaba los pelos, el conductor les contó de un primo mecánico de Barranquilla que seguro los podría ayudar. Después de un silencio incómodo el inglés sonrió con desdén. Pero como el presidente no quería descartar ninguna posibilidad. Ordenó traer al “Juancho”, desde el barrio con más casos de éxito en creatividad e innovación industrial de Barranquilla: “El Boliche”.

Juancho llegó al siguiente día por la mañana. Frente a la mirada incrédula del anglosajón se trepó en la cabecera del camión con una mona en la mano, es decir, un martillo gigante de los que se usan en construcción. Después de pedirle a su primo que chancleteara el motor y de escuchar toser a esa máquina descomunal, se asomó al abismo y le gritó sonriendo al colorado: Gringo! No problema! Se volvió a internar en el motor y se escuchó un martillazo que retumbó en todo el socavón de la mina. El camión arrancó inmediatamente con la misma melodía sincrónica de cuando estaba nuevo.

El inglés asombrado no musitaba palabra, solo logró decir ¿cuánto se le debe? El Juancho mientras se secaba el sudor con una toalla le dijo: Son 10 millones y 100 mil pesos. El inglés sacudió la cabeza y exclamó: ¿toda es plata por un martillazo? Y el Juancho le respondió: Nooo por el martillazo fueron 100 mil, los 10 millones fueron por saber en dónde pegar el martillazo.

En el caribe colombiano somos innovadores y creativos por naturaleza, pero los que estamos en la industria, todavía nos seguimos encontrando a los que valoran en millones a los de afuera, y al gran talento local solo se le quiere pagar los 100 mil. ¡Llegó la hora de creer en nosotros, nuestro talento vale igual que el de los demás! Compañeros, no cobremos por el martillazo, cobremos por saber en dónde pegar el martillazo.

Predicciones Tecnológicas para el 2024

En un escenario global de rápidos avances, Colombia no es ajena a los avances de innovación. Estos desarrollos prometen transformar la sociedad colombiana, impulsando sectores clave y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. A continuación, destaco los 5 principales avances tecnológicos que se esperan para este 2024.

1. Tecnología 5G:

Colombia se unirá a la revolución de la conectividad con la implementación generalizada de la tecnología 5G. Este avance permitirá una velocidad de navegación sin precedentes y una conectividad más estable, facilitando la comunicación entre dispositivos y propiciando el desarrollo de ciudades inteligentes y dando alcance a áreas remotas, contribuyendo a reducir la brecha digital en el país.

2. Salud Digital:

El sector salud experimentará avances significativos con la expansión de la telemedicina y la adopción de soluciones basadas en inteligencia artificial. Plataformas de diagnósticos remotos y seguimiento de pacientes a través de dispositivos en línea mejorarán el acceso a la atención médica, especialmente en regiones geográficamente apartadas.

3. Agricultura Inteligente:

El sector agrícola verá la implementación de tecnologías inteligentes en la producción de alimentos. Sensores conectados a internet, drones y análisis de datos permitirán una gestión más eficiente de los cultivos, optimizando el uso de recursos y reduciendo el impacto ambiental.

4. Nuevos Emprendimientos Tecnológicos:

El gobierno está comprometido con el fomento de la innovación. Se espera un aumento en el apoyo financiero y regulatorio para emprendedores con proyectos de base tecnológica. Incubadoras y centros de innovación florecerán, proporcionando un entorno propicio para el desarrollo de nuevas ideas y tecnologías disruptivas.

5. Educación Digital y Realidad Aumentada:

La educación se verá beneficiada por avances en plataformas digitales y herramientas de aprendizaje basadas en inteligencia artificial. La realidad aumentada se comenzará a integrar en la educación, proporcionando experiencias de aprendizaje más inmersivas y participativas. Esto no solo mejorará la calidad de la educación, sino que también contribuirá a cerrar brechas educativas entre áreas urbanas y rurales. Estos avances dependen en gran medida de la rapidez en que las instituciones educativas transformen sus modelos de enseñanza y empiecen a educar para un futuro muy diferente al que creíamos.

Nos encontramos en un momento emocionante de transformación tecnológica. Tanto así que esta columna fue escrita con la ayuda de la Inteligencia Artificial de Chat GPT4.

Estos avances no solo impulsarán el desarrollo económico del país, sino que también mejorarán la calidad de vida de sus ciudadanos. Es fundamental que estos cambios se implementen de manera inclusiva y sostenible, garantizando que todos los sectores de la sociedad se beneficien de manera equitativa.

“Los Juegos del Hambre” y “El Peluca Milei”

Este fin de semana nos dejó dos éxitos taquilleros que en nada se relacionan pero en mucho se parecen.

El primero es una ficción que supera la realidad.

Se estrenó la quinta película de “Los Juegos del Hambre”. Una precuela de la exitosa saga en la cual cuenta cómo inició la historia del “Sinsajo”. Una trama de amor y rebeldía ambientada en un mundo postapocalíptico y retrofuturista. En el cual unas personas elegidas al azar, son obligadas a participar en una competencia, en donde deberán enfrentarse a muerte para el divertimiento de la clase alta que vota por sus favoritos viendo la competencia en directo por televisión.

Un asemejo de circo romano en donde en vez de gladiadores. Jóvenes, mujeres y niños deben matar o morir para llegar a la final y proclamarse como vencedores del reality.

El segundo es una realidad que supera la ficción.

Se estrenó Javier Milei como presidente electo de Argentina. Una secuela de la fracasada sociedad bonaerense basada en una historia que cuenta cómo un país cansado de la corrupción, dio un salto al vacío y eligió como gobernante a una persona que hasta hace 2 años solo era conocida por decir disparates económicos en programas de televisión.

Una trama de rebeldía ambientada en un país preapocalíptico con un nuevo presidente que llena estadios rugiendo como león y gritando improperios al establecimiento. Un personaje principal que rompe todos los esquemas de un político tradicional, escupiendo ideas libertarias incoherentes y retrógradas, como las de volver a penalizar el aborto y abolir los derechos a comunidades LGBTIQ+.

A pesar de esto, se muestra como un soltero moderno que practica orgías sin importar el género, el sexo tántrico y la retención de la eyaculación como fuente de placer, autodenominándose “Vaca Mala”, porque no da leche.

Casi llegando al final del reality de su campaña, el cual fue transmitido en tiempo real por las redes para el divertimiento del pueblo. Encuentra el amor en una sexi y popular vedette de teatro. Una mujer exuberante de amplio escote y colágeno en los labios. Quien se convierte en el nuevo estereotipo de rubia siliconada que deberán seguir las primeras damas de las naciones latinoamericanas que pretendan copiar el libreto de esta exitosa historia.

Ambas “películas de realities” tienen un denominador en común. La intención de cautivar votos del público que consume los contenidos. La diferencia es que unos lo hacen con mensajes desde el celular. Los otros lo hacen en las urnas eligiendo influencers como sus gobernantes. Más allá de criticar la realidad o la ficción, es un fenómeno inquietante que nos debemos detener a estudiar.

“Corrupción a su justa proporción”

Era el año 1978 y el candidato a presidente de ese entonces, Julio César Turbay Ayala, lanzaría como promesa de campaña la expresión más cruda y cínica de la historia moderna de la ética política colombiana: “Debemos llevar la corrupción a su justa proporción”. Esta declaración testificó y normalizó un comportamiento ilegal, no solo en el ámbito político sino en la concepción de vida de nuestra sociedad.

Desde aquellos tiempos los colombianos nos adjudicamos el derecho individual de trazar con una regla imaginaria una línea ética de hasta dónde algo está bien o está mal, de lo que se puede o lo que no se puede hacer, de lo que es mío y lo que es de los demás. Una línea ética flexible que se corre y se tuerce según la necesidad, con la complicidad de las autoridades, de los amigos y hasta de la familia.

En Colombia tenemos una adicción a la corrupción. Los síntomas se evidencian en el día a día con comportamientos que parecieran inofensivos. Como volarse una fila de espera si se distrae el de adelante, “cuadrando” al del tránsito para evitar una multa, parqueando en lugares prohibidos o de discapacitados, saltándose el torniquete del Transmetro, entre muchos otros más que ya hacen parte de la cotidianidad. Pero estos comportamientos son el inicio de una enfermedad que termina normalizando actos delictivos que destruyen una sociedad.

Una enfermedad que se volvió crónica hasta el punto de sentir empatía por los corruptos. Sobretodo esos que tienen un prontuario de denuncias e investigaciones pero que cada 4 años son levantados en hombros y tratados como grandes doctores.

Ser político en nuestro país es para muchos ganarse la lotería. Para ganar, deben comprar varios billetes acaparando la mayor cantidad de personas dispuestas a vender sus tiquetes de conciencia. Pero afortunadamente ya no estamos en la era de Turbay, son menos los que se doblegan frente a la imagen del patrón de cuello blanco. Hoy en día el fenómeno es otro. El cinismo político ha evolucionado, ya no hay tanta devoción por los doctores de cuello blanco que solo compran conciencias con tejas, cemento o cupos para el colegio de los hijos.

Los nuevos políticos han modernizado su imagen para seguir cautivando, se visten de pueblo, ya no van a debates, les funciona mejor tocar guitarra, tambor, hablar con groserías que gustan a la prole, bailar en conciertos y caminar en tenis.

Cuando cayó un meteorito en Barranquilla

Hace dos años llegaron a mi agencia de publicidad dos mujeres excepcionales, Mónica Schraer y Francis Zylberblum, fundadoras de la Organización Social nu3. Tenían la necesidad de dar a conocer la colocación de la primera piedra de un complejo social que se construiría en el barrio Villas de San Pablo.

Ellas, en esa labor titánica de llevarle bienestar y progreso a los niños, madres adolescentes y abuelitos más necesitados, lograron que la Fundación Mario Santodomingo les donara un lote para construir un sueño intergaláctico para mejorar la vida de más de 20 mil familias.

Como todo proyecto social, cualquier peso que se gasta en publicidad es menos inversión en la gente. Entonces debíamos ser muy cuidadosos con la propuesta. No podíamos gastar en pauta por lo tanto debíamos apelar a algo que en el medio se conoce como “free press”. Es decir, lograr convertir un suceso en noticia para que los medios lo difundan sin tener que gastar en publicidad.

Es aquí cuando la creatividad debe brillar. Porque posicionar una marca es fácil cuando hay grandes presupuestos. Pero hacerlo orgánicamente es un reto que solo las buenas ideas y una ejecución impecable pueden lograr.

Con mi equipo, decidimos ser atrevidos y arriesgarnos proponiendo una estrategia de marketing disruptivo. Sembramos los ingredientes de una historia que solo podía funcionar en una región en donde la realidad es mágica y la mamadera de gallo hace parte de la identidad cultural.

Diseñamos una serie de sucesos meticulosamente planeados, desde la selección de la piedra que pareciese un meteorito, la pintura y unos jeroglíficos, la preparación del terreno, el traslado con grúa mientras todos dormían, un incendio controlado con la ayuda de bomberos, el sobrevuelo de un helicóptero con la colaboración de la policía, dos actores simulando ser agentes de “Archivos X” versión criolla. Y la escogencia de una fecha para la aparición de la piedra en la que todos los periodistas nacionales estaban presentes por un partido de la eliminatoria de la selección Colombia.

Fueron los ingredientes para que convirtiéramos el “Meteorito de Barranquilla” en fenómeno viral y en la estrategia publicitaria más premiada en la historia del caribe colombiano.

Hoy después de dos años Mónica y Francis me vuelven a citar para inaugurar este sueño y aunque muchas galaxias se hayan descubierto desde ese entonces. Estaré gustoso de seguir aportando mis ideas y las de mi equipo en favor de proyectos tan nobles y de verdadera transformación social como son los de la Organización Social nu3.

El Relevo Generacional en Política

El relevo generacional es la forma natural de darle continuidad a los procesos. Y para explicarlo voy a tomar como ejemplo el atletismo, en especial la carrera de postas o relevo.

En el equipo de relevo participan varios deportistas y cada uno debe estar preparado para cumplir con su objetivo en el momento que le toca. Cuando comienza la carrera, uno a uno los corredores deben hacer su mejor esfuerzo. Y el momento clave, el más importante, es saber cuándo éste, ya cansado, debe entregarle el testigo o barra de relevo al próximo corredor, ese que está preparado, con el tanque lleno, listo para seguir la carrera y llegar a la meta.

En Colombia, ahora si, hablando de política, necesitamos a los nuevos corredores, no podemos pasarle el testigo a esos que ya llevan corriendo toda una vida en la misma carrera. ¿Mal o bien? Eso lo juzga la sociedad y la justicia, pero más allá de todo, esos que quieren seguir en la correría después de haberlo hecho durante tantos años. Ya lucen cansados y con ideas desgastadas, porque el tiempo de correr ya se les pasó. Si no renovamos, si no le pasamos esa posta a nuevos liderazgos, que traigan el tanque lleno de energía, con una visión clara de seguir corriendo hacia adelante, no vamos a llegar a la meta. Y la meta es el bienestar de la gente, el impulso al desarrollo de los departamentos y ciudades, con innovación, con la construcción de un futuro en el que las nuevas generaciones tendrán que vivir y seguir construyendo.

Ser gobernante hoy en día exige no solo sabiduría sino también mucha energía. Se debe tener visión, claridad mental y la capacidad de armar equipos de trabajo que ayuden a tomar decisiones adecuadas rápidas y efectivas. La imagen del viejo político tradicional lleno de experiencia que todo lo sabe debería inquietarnos. Porque el mundo  no es el mismo de hace 10 años atrás. Por lo tanto las decisiones de planificación e inversión no pueden tomarse bajo los mismos parámetros de antes. Se necesita entender de nuevas energías, de nuevas dinámicas de empleo, de nuevos modelos educativos, de nuevos motores de desarrollo económico basados en tecnología e innovación.

El viejo político tradicional debería ser un opinador de lo trascendental. Pero dejarle la ejecución a los nuevos liderazgos, para que puedan gobernar con visión de futuro a las nuevas generaciones. Es la única forma de seguir en la carrera del progreso. Ya es hora de que le demos esa posta a nuevos corredores.

La Diatriba al “Perreo”

Soy de la generación que despertaba la conciencia de la injusticia, la desigualdad, el abandono, la soledad y le hacía frente a las frustraciones. Escuchando las canciones de Sui Generis, Facundo Cabral, Alberto Cortez, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, entre muchos otros artistas que con sus letras me hicieron llorar, reír, creer, confiar y sobretodo, liberar la dopamina suficiente para superar los estados depresivos propios de la juventud.

No todos éramos iguales ni teníamos los mismos gustos, pero seguro otros lograron los mismos resultados terapéuticos escuchando las letras de Pink Floyd, The Police, Queen, Guns N’ Roses y Aerosmith por mencionar algunos.

En cambio hoy, los jóvenes tienen referentes musicales muy diferentes que se vuelven motivo de discusión permanente entre personas de mi mismo grupo etario. “La música de ahora es una porquería, solo habla de sexo y drogas” es lo que la mayoría concluye.

¿Pero acaso las canciones de antes no hablaban también de sexo y drogas? Cuando escucho estas discusiones entre mis amigos soy el primero en salir a defender la música actual. Me miran extrañados cuando les digo que hoy admiro a un fenómeno de empoderamiento femenino como lo es Karol G. O cuando les evidencio el trasfondo emocional de las canciones de Bad Bunny.

Es verdad qué hoy hay mucha basura sonora ¿pero acaso no la hubo en nuestra juventud?. ¿Cuántas bandas de un solo éxito sonaron en la radio que nunca trascendieron? Esta es una discusión tan anacrónica como las que tenían nuestros padres cuando comparaban a los pelilargos de pantalones rotos de las bandas noventeras frente a la gomina de Gardel o el smoking de Frank Sinatra.

Si queremos entender los códigos de comportamiento de las nuevas generaciones, debemos  dejar de comparar y comenzar a analizar el éxito de una “Bichota” que está llenando estadios en todo el mundo, en su mayoría con mujeres, que gracias a sus canciones hoy deciden sobre sus libertades individuales y se valen solas sin necesidad de depender de un hombre. O un Bad Bunny que utiliza un lenguaje soez, pero que no es otro que el que usan los jóvenes en el día a día, para significar entre párrafos de versos pegajosos la soledad o la depresión, llevando mensajes alentadores a sus seguidores.

Artistas como éstos y seguramente muchos otros más, serán los que trasciendan y les tocará en unos 20 años a nuestros hijos discernir en su momento. Comentarán con sus amigos sobre la quien sabe qué música escuchen los que aún no han nacido.