La Reforma Laboral de Shakira

En su más reciente canción la colombiana más influyente del mundo siguió con su estilo magistral de hacer denuncia social moviendo las caderas y cantando letras que desahogan un grito mudo de millones de trabajadores esclavizados. Además de destilar veneno personal con crudeza creativa pero que tanto le ha servido para facturar.

Más allá de la primicia musical, vale la pena destacar que una artista nuestra sea capaz de poner el dedo en la llaga y levantar ampollas sociales en un ambiente musical plagado de tendencias que nada aportan a la construcción de una sociedad.

Ser taquilleros tratando temas trascendentales es un desafío que solo pueden lograr los que son artistas, los demás son cantantes. Ser artista es entender la responsabilidad del papel que cumplen en una sociedad y Shakira con su actuar nos demuestra su esencia de ser humano ejemplar. En sus canciones nos ha enseñado la importancia de educarse, de cuestionarnos por las desigualdades sociales, la corrupción, la soledad que deprime a los jóvenes. Y en los últimos lanzamientos, a empoderar a las mujeres.

Con “El Jefe”, utiliza una narrativa moderna en un lenguaje coloquial con insultos que más allá de ser malas palabras evidencian rebeldía. Pero en su esencia hace un evidente llamado a reclamar los derechos igualitarios para los trabajadores inmigrantes. Si bien el contexto de la canción y el video representa las injusticias que existen en países desarrollados, aplica para nuestras sociedades que todavía practican dinámicas laborales propias del feudalismo.

Con una crítica directa, representando en la canción a jefes explotadores que disfrutan mientras sus empleados trabajan como reclutas. Shakira y Fuerza Regida nos dramatizan los derechos fundamentales de los trabajadores más vulnerados, de los cuales la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en una reciente publicación denuncia recogiendo 3 cifras alarmantes.

  1. 50 millones de personas en el mundo son víctimas de esclavitud moderna. 1 de cada 4 víctimas son un niño o una niña
  2. Las mujeres ganan un 23 por ciento menos que los hombres en las mismas funciones
  3. Más del 40% de la población mundial viven en países que no tienen convenciones para permitir la libertad de asociación y negociación colectiva (Sindicatos)

Reflexiones que repercuten en la actualidad nacional frente a una inminente reforma laboral que busca mejorar los derechos de los trabajadores en medio de una discusión sobre el impacto que tendría en la productividad.

La Diatriba al “Perreo”

Soy de la generación que despertaba la conciencia de la injusticia, la desigualdad, el abandono, la soledad y le hacía frente a las frustraciones. Escuchando las canciones de Sui Generis, Facundo Cabral, Alberto Cortez, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, entre muchos otros artistas que con sus letras me hicieron llorar, reír, creer, confiar y sobretodo, liberar la dopamina suficiente para superar los estados depresivos propios de la juventud.

No todos éramos iguales ni teníamos los mismos gustos, pero seguro otros lograron los mismos resultados terapéuticos escuchando las letras de Pink Floyd, The Police, Queen, Guns N’ Roses y Aerosmith por mencionar algunos.

En cambio hoy, los jóvenes tienen referentes musicales muy diferentes que se vuelven motivo de discusión permanente entre personas de mi mismo grupo etario. “La música de ahora es una porquería, solo habla de sexo y drogas” es lo que la mayoría concluye.

¿Pero acaso las canciones de antes no hablaban también de sexo y drogas? Cuando escucho estas discusiones entre mis amigos soy el primero en salir a defender la música actual. Me miran extrañados cuando les digo que hoy admiro a un fenómeno de empoderamiento femenino como lo es Karol G. O cuando les evidencio el trasfondo emocional de las canciones de Bad Bunny.

Es verdad qué hoy hay mucha basura sonora ¿pero acaso no la hubo en nuestra juventud?. ¿Cuántas bandas de un solo éxito sonaron en la radio que nunca trascendieron? Esta es una discusión tan anacrónica como las que tenían nuestros padres cuando comparaban a los pelilargos de pantalones rotos de las bandas noventeras frente a la gomina de Gardel o el smoking de Frank Sinatra.

Si queremos entender los códigos de comportamiento de las nuevas generaciones, debemos  dejar de comparar y comenzar a analizar el éxito de una “Bichota” que está llenando estadios en todo el mundo, en su mayoría con mujeres, que gracias a sus canciones hoy deciden sobre sus libertades individuales y se valen solas sin necesidad de depender de un hombre. O un Bad Bunny que utiliza un lenguaje soez, pero que no es otro que el que usan los jóvenes en el día a día, para significar entre párrafos de versos pegajosos la soledad o la depresión, llevando mensajes alentadores a sus seguidores.

Artistas como éstos y seguramente muchos otros más, serán los que trasciendan y les tocará en unos 20 años a nuestros hijos discernir en su momento. Comentarán con sus amigos sobre la quien sabe qué música escuchen los que aún no han nacido.